
Se había promocionado como la gran noche de Cristiano Ronaldo contra Lamine Yamal, el momento simbólico en que el relevo pasaría de una leyenda del fútbol a una joven promesa. Sin embargo, en la final de la UEFA Nations League entre Portugal y España, el momento decisivo ocurrió sin ellos en el campo: ambos observaron desde la banda mientras otros tomaban el protagonismo.
La parada de Diogo Costa al penalti de Álvaro Morata en la tanda, tras un intenso empate 2-2 en Múnich, permitió a Rúben Neves marcar el penalti definitivo que selló el triunfo portugués por 5-3. Ronaldo, sustituido en el minuto 88 por una molestia muscular, volvió al terreno de juego para celebrar y acabó emocionado hasta las lágrimas: conquistaba su tercer título internacional (Euro 2016 y dos Nations League), curiosamente sin poder terminar en cancha ninguno de ellos por lesión. Yamal, por su parte, apareció con su gruesa chaqueta de suplente para consolar a sus compañeros —especialmente a Morata— tras su fallo.
A pesar de todo, el joven delantero del Barcelona, de apenas 17 años, no parecía abatido. La Nations League no es un trofeo menor, pero tampoco un título mayor; está en un punto intermedio. Y tras haber ganado ya la Eurocopa 2024 el verano pasado, este revés no parece que le vaya a quitar el sueño. Su carrera apenas comienza, pero ya promete ser brillante.
Quizás algún día Yamal tenga una vitrina tan llena como la de Ronaldo: títulos, Champions, Balones de Oro… incluso podría levantar el Mundial el año próximo. Pero esta noche no fue la suya.
Tampoco lo fue la de Ronaldo, aunque el veterano de 40 años al menos pudo celebrar otro gol más en su histórica carrera. Su volea en el segundo tiempo, tras un centro desviado, significó el empate a dos y fue su tanto número 138 con Portugal, superando por mucho los 109 de Ali Daei, exgoleador de Irán y único en acercarse al centenar en el fútbol masculino.
Antes del partido, todas las miradas estaban puestas en ellos dos, pero la verdadera riqueza de Portugal y España es que ambos equipos tienen mucho más que solo sus estrellas. Y lo demostraron.
Nuno Mendes fue probablemente el mejor del partido. El lateral izquierdo del PSG se impuso claramente a Yamal, marcó el primer gol de Portugal, asistió a Ronaldo con un gran desborde y selló su actuación con un penalti impecable en la tanda. Apenas una semana después de ganar la Champions, volvió a levantar otro trofeo.
Bruno Fernandes también dejó su huella, y Vitinha brilló en el centro del campo, como ya lo hiciera días antes con el PSG en su goleada ante el Inter.
España, por su parte, también mostró que su talento va más allá de Yamal. El pase del joven extremo terminó en el primer gol, obra de Martín Zubimendi, quien apunta a fichar por el Arsenal por 51 millones de libras. Zubimendi brilló tanto en tareas defensivas como al incorporarse al ataque.
Pedri también mostró destellos de genialidad y fue clave en la jugada del 2-1 justo antes del descanso, que culminó Mikel Oyarzabal con una definición de mucha clase. Oyarzabal, jugador fiel a la Real Sociedad, ha demostrado en finales como esta que su nivel merece escenarios más grandes.
Otros jugadores también destacaron: Dean Huijsen y Robin Le Normand defendieron con solidez para España, mientras que Rúben Dias volvió a mostrar su mejor versión para Portugal. Ambos porteros, Unai Simón y Diogo Costa, estuvieron a la altura de una final y demostraron tener lo necesario para un Mundial.
De cara a la Copa del Mundo en Estados Unidos, México y Canadá, ambas selecciones tienen la calidad suficiente para competir hasta el final. Pero, como ocurrió con Argentina en 2022 con Messi, puede que necesiten ese momento de genialidad para alcanzar la gloria.
Ronaldo tendrá 41 años cuando llegue el Mundial, pero esta semana ha demostrado ante Alemania y España que todavía puede marcar diferencias. Yamal, en cambio, apenas empieza y solo irá a más.
Ambos llevan sobre los hombros expectativas descomunales: Ronaldo por lo que ha sido, Yamal por lo que promete ser. Pero no estarán solos. Este domingo quedó claro que Portugal y España tienen plantillas lo suficientemente profundas como para acompañar a sus estrellas rumbo a la cima mundial.