
El presidente Donald Trump implementó una orden que prohíbe la entrada a Estados Unidos a ciudadanos de 12 países y aplica restricciones severas a personas de otros siete, incluyendo Cuba y Venezuela. La medida, que entró en vigor tras la medianoche del lunes, fue justificada por razones de seguridad nacional y busca evitar amenazas terroristas, la difusión de ideologías extremistas y el abuso del sistema migratorio. La lista incluye países como Afganistán, Irán, Haití, Libia y Sudán, muchos de ellos en conflicto o con gobiernos inestables. Aunque hay excepciones para ciertos grupos, como titulares de Green Card, refugiados, diplomáticos y personas con lazos familiares directos en EE.UU., la mayoría de los solicitantes de estos países tendrán sus visas rechazadas si no cumplen criterios estrictos.
La administración basó su decisión en informes del Departamento de Seguridad Nacional que identifican a países con altas tasas de ciudadanos que se quedan más tiempo del permitido. La medida ha provocado reacciones mixtas: desde críticas de organizaciones humanitarias y líderes internacionales hasta apoyo entre sectores preocupados por el control migratorio. En países como Haití, muchos han denunciado la decisión como racista, al señalar que gran parte de las naciones afectadas tienen poblaciones negras. Aunque no se revocarán visas ya emitidas, sí se bloquearán nuevas aprobaciones salvo contadas excepciones. Esta política amplía una prohibición similar de 2017 y podría modificarse si los países afectados mejoran sus sistemas migratorios.
