Alyssa Zebrasky, nacida en Estados Unidos y con 31 años,  quien se sometió por tres años a la eliminación, vía láser, de sus tatuajes en el rostro.

La realización de los mismos estuvo vinculada a una relación tóxica que mantuvo con su última pareja, quien le pidió que se los haga en alusión al “Día de los Muertos”.

Él escogió el diseño del tatuaje. Era una calavera de azúcar del Día de los Muertos, era toda mi cara”, recordó. Además, señaló que “estaba cubierto desde la parte superior de la cabeza hasta los pies“.

Al tomar la decisión, ella sabía que debía enfrentar 12 sesiones de láser en su rostro. El proceso inició en 2019 y, cuatro años más tarde, todavía persiste.

“Cuando comencé a ir, me hicieron las mejillas, la frente y las manos porque, como un tatuaje, tu cuerpo solo puede curar una parte a la vez“, subrayó.