Todo parecía normal en el cumpleaños de este joven, hasta que se llegó el momento de morder el pastel y paso lo que menos esperábamos,  la mamá quito el pastel y la hermana lo empujó estrellándose la cabeza del joven con la mesa. No sabemos qué es peor,  el dolor o la vergüenza. Cuidado que no les pase lo mismo a ustedes.  Y como dijo Chente: Ojalá que les vaya bonito.